El martes estuvimos en el aula de actividades para los niños y las niñas ingresados del Hospital San Cecilio. Contamos un cuento, el Dragón Arco Iris.
El publico, con su generosa sonrisa, le dieron una lección de vitalidad al cuenta-cuentos. No fue fácil coger ritmo; los espectadores no podían regalar toda su energía ya que debían atender a sus dolencias, a los goteros o a el aparato de oxígeno al que se encontraban lastrados. Y los familiares escondían en su gesto alegre el deseo de ver su próximo cuento en cualquier sitio menos en el hospital.
Pero al ratito se olvidaron por un momento de todo y se abandonaron a la historia. Participaron en el desarrollo del cuento con alegría y generosidad. Y al cuenta-cuentos le resetearon el disco duro.
Gracias a Rafael Valero por invitarnos a estas jornadas.
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