miércoles, 3 de febrero de 2016

Senderistas en la Edad del Bronce.

De nuevo iniciamos la ruta desde Puente Verde, desde donde "los neveros" forjaron la senda que lleva su nombre a golpe de sudor, alpargatas y herraduras. Acompasando sus pasos a los andares de los mulos llegaban hasta las altas cumbres de Sierra Nevada.

La vereda se llama de "los neveros" porque antiguamente (desde el siglo XVI hasta 1930 en el que las fábricas de hielo hicieron su aparición en Granada) había jornaleros que se encargaban, con mulas, de subir hasta los 2300 metros de altitud, las posiciones de nieve o neveros, y coger nieve para hacer helados, refrescos o para conservas.

Caminamos por el popular camino de la bicha, pero no podemos pasar junto a la fuente que le da nombre debido a un desprendimiento causado por los temblores de hace unos días. Haciendo un giro en nuestro camino llegamos al primer reto de la jornada; ante nosotros arranca una cuesta muy pendiente. Con no poco esfuerzo llegamos hasta el Camino de los Neveros. Hacemos una foto antes y otra después de la subida que nos demuestra que estamos hechos unos robles; más guapos y con mejor color de cara aquí arriba.

Caminamos siempre pegados a las barranqueras que miran al Genil pasando por el Barranco de la Zorra y del Contadero (se llamaba así por que los caminos se estrechaban y se aprovechaba para contar las cabezas de ganado). Pasamos junto a suelos labrados con viñas retorcidas e intemporales. Seguimos por la Cañada Real de la Cuerda.

Dejamos a la derecha la Cañada Real de la Cuesta de las Cabras y tras alguna subida y bajada iniciamos la Cuesta del Desmayo. Pero todos caminan sin desmayo. A unos 700 metros y tras tomar la fruta, tomamos un desvío a la derecha que nos conducirá hasta una era de trillar situada en una encrucijada. El camino blanquea con las flores de los almendros, heraldos de la primavera.

Por el camino recogemos tomillo para hacer infusiones para combatir la irritación de garganta. Es mano de santo con un poco de jengibre, limón y miel. Y ya que mentamos a los santos hoy es San Blas, el patrono de los laringólogos.

Tomamos la vereda de la derecha que nos lleva hasta el Cerro de la Encina, en el Barranco de los Olivos. Allí encontramos un yacimiento arqueológico argárico (1300 a C.) situado en el municipio de Monachil. Es la colonia argárica más occidental de Andalucía, protegida por una muralla y sus correspondientes bastiones. Se han encontrado numerosas sepulturas con ricos ajuares funerarios. Y junto al letrero de "no pasar" nos hacemos una foto...

Seguimos bajando hasta llegar a un nuevo cruce de caminos. Tomamos el de la izquierda que nos conduce hasta la acequia de la Estrella o del Albaricoque. La seguimos a contracorriente por una vereda preciosa protegida por grandes álamos y mimbreras.

Llegamos así, a buen paso para no perdernos una cerveza o un vino con una buena tapa, a la plaza del pueblo de Monachil.

Y la receta de hoy: pasta con setas al curri.
Freímos unos ajos y añadimos taquitos de jamón y setas en tirillas. Cuando las setas están hechas, espolvoreamos sal, pimienta y una pizca de curri. Incorporamos un brick de nata light. Por último cocemos los macarrones y, tras escurrirlos, le añadimos las setas y un par de cucharadas de queso rayado. 


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